miércoles, 10 de noviembre de 2021

Alimentacion equilibrada

1. Los cambios que la modernidad ha provocado

En nuestro país, hasta mediados del siglo XX, la alimentación variaba a lo la productos frescos de temporada. Las personas mantenían un buen equilibrio con la naturaleza y seguían una de las dietas más saludables: la Mediterránea.

Hacia finales de la década de 1960, se incorporaron al mercado las nuevas industrias alimentarias que, junto con las mejoras en el transporte y la conservación de los alimentos, facilitaron muchas cosas, pero también comenzaron a alterar los hábitos en la alimentación sin que las personas fueran conscientes de ello. La comida rápida, los alimentos prefabricados y el exceso de grasas son características que se añadieron a partir de la década de 1970.
No nos volveremos a alimentar como nuestros abuelos o bisabuelos, pero ahora tenemos a nuestro alcance muchos alimentos saludables y un gran control sanitario de los productos alimenticios.
Si estamos bien informados, podremos aprovechar las ventajas que nos ofrecen los avances tecnológicos e industriales, y utilizarlos correctamente sin provocar un efecto negativo en la salud.
Las nuevas generaciones rechazan abiertamente grupos imprescindibles de alimentos: verduras, pescado y fruta, sin pensar en las graves consecuencias que a la larga conlleva este rechazo.



2. La alimentación en la adolescencia
Nuestra vida comprende diferentes periodos de crecimiento y desarrollo. Las necesidades alimentarias de una persona adulta son distintas de las de un bebé o las de un adolescente. Cada momento tiene sus características.
Nos encontramos en la etapa de los primeros caracteres sexuales y los grandes «estirones». La adolescencia es un periodo repleto de dudas, temores, cansancio y falta de concentración. El cuerpo está sometido a un estrés orgánico debido a los cambios físicos, psíquicos y sociales. Todo ello exige una buena nutrición y más energía para que se desarrolle con plenitud.
Durante la adolescencia, las defensas pueden disminuir y muchas veces se experimentan dolores musculares u óseos a causa del crecimiento. Por eso es necesaria una alimentación completa y equilibrada.

Debemos ser conscientes de que, cuando acaba la adolescencia, ya no se crece más y los mayores valores de densidad o fortaleza ósea se consiguen hasta los veinticinco años.
En la adolescencia, es necesario hacer ejercicio físico y seguir una alimentación rica en calcio y magnesio para conseguir una buena reserva mineral en los huesos.


La alimentación de la mujer adolescente
Las niñas se desarrollan antes que los niños, y lo hacen en un periodo de tiempo más corto. En esta etapa de crecimiento, con la aparición de la primera regla, el organismo exige más cantidad de algunos nutrientes, como el hierro, y la disminución de otros, como las grasas y los azúcares.


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